Ejecutan a Saddam Hussein

Original: http://www.elnorte.com/internacional/articulo/703850/

La defensa del ex dictador había perdido su última batalla legal cuando un juez estadounidense negó pedir posponer la ejecución

Bagdad,  Iraq (29 diciembre 2006).-  El Gobierno iraquí cumplimentó hoy la pena de muerte que pesaba contra el derrocado dictador Saddam Hussein por delitos de lesa humanidad.

Tras días de incertidumbre, funcionarios iraquíes y estadounidenses confirmaron la información a cadenas de noticias internacionales.

Hussein apeló, antes de ser ejecutado en la horca, a los iraquíes a "permanecer unidos", además de criticar a la "coalición iraní", declaró el juez Munir Haddad, que asistió a la ejecución.

"Saddam dijo: 'Espero que permanezcan unidos y les advierto: no confíen en la coalición iraní, esa gente es peligrosa'", relató Munir Haddad, juez en la Corte de Apelación del Alto Tribunal Penal iraquí, la instancia que el martes ratificó la sentencia a muerte para el ex líder.

"Añadió que no tenía miedo de nadie", agregó Haddad.

Pese a que fue grabada, la muerte no fue transmitida "en vivo" por la televisión, aunque se espera que imágenes se hagan públicas en las próximas horas.

El ex Mandatario, que gobernó de 1979 a 2003, fue ahorcado alrededor de las 21:00 horas de hoy, tiempo de Monterrey (06:00 horas de Bagdad).

Saddam Hussein fue condenado a muerte el 5 de noviembre por el Alto Tribunal Penal por la ejecución de 148 árabes de religión musulmana chiita de la localidad de Dujail, al norte de Bagdad, en los años 80, en represalia a un atentado contra su convoy presidencial.

Hoy la defensa de Hussein había perdido su última batalla legal cuando un juez estadounidense negó pedir posponer la ejecución.

Durante sus últimas horas, Hussein sostuvo una reunión con su familia, los abogados recogieron sus pertenencias de la celda donde se hallaba y minutos antes de la ejecución su custodia fue traspasada a la justicia iraquí.

Por su parte, las tropas estadounidenses se encuentran en estado de máxima alerta por un posible brote de violencia encabezada por partidarios del ejecutado.

Los iraquíes se encontraban divididos por la sentencia.

"Hemos sufrido durante 35 años. Saddam ha cometido numerosos crímenes por los que debe pagar y ser ejecutado", dijo por su parte Mahmud Kanu, un jubilado chiita de 65 años.

"La condena a muerte ha sido decidida por los estadounidenses, los iraníes y sus aliados. No es justicia", dijo un iraquí en las horas previas a la muerte del ex dictador.

Resuelto a ser recordado por la historia como una víctima del "imperialismo" estadounidense, al escuchar el 26 de diciembre la confirmación de la sentencia, dictada por el Tribunal de Apelación, Saddam se puso de pie y gritó: "¡Subiré al cadalso como un mártir!".

Saddam gobernó Iraq con una crueldad singular. Nadie estaba a salvo. Sus dos yernos fueron asesinados por orden suya después de que huyeron a Jordania, pero regresaron en 1996 tras recibir garantías de seguridad.

El dictador, que fue uno de los líderes árabes más influyentes de las últimas décadas, llegó al patíbulo al termino de un proceso que duró poco más de un año por las ejecuciones de 148 chiitas en los años 80 en el poblado de Dujail, al norte de Bagdad.

Alentó un culto a la personalidad que solía presentar al "gran dirigente" como una síntesis del del legendario rey babilónico Nabucodonosor y del líder islámico Saladino, que liberó Jerusalén de los Cruzados en 1187.

Saladino era originario de Tikrit, precisamente la misma región pobre donde Saddam Hussein nació el 28 de abril de 1937.

La vida fue una larga carrera de obstáculos para este pobre campesino, que no conoció a su padre y que fue adoptado por su tío materno que lo envió a estudiar a Bagdad.

En Occidente su nombre fue conocido a partir de 1959, cuando intentó asesinar al Presidente Abdel Karim Qassem, el hombre que había derrocado a la monarquía en 1958.

En 1968 participó en el golpe que llevó al Baath al poder y que marcó el inicio de su ascenso que lo llevó a convertirse en el hombre fuerte del régimen del Presidente Ahmad Hassan Al Bakr. A partir de ese momento, durante toda su carrera utilizó a la policía secreta para purgar a sus adversarios.

Cuando llegó finalmente al poder, el 16 de julio de 1979, multiplicó la persecución de sus adversarios y de las minorías étnicas y religiosas, como los kurdos y los chiítas.

A partir de ese momento, sometió a la prensa, no toleró ninguna disidencia, multiplicó las purgas y no dudó en enviar a sus opositores al exilio o al cementerio. La crueldad de su régimen fue denunciada con frecuencia por los defensores de los derechos humanos.

Saddam entre 1980 y 1988 promovió una sangrienta guerra contra Irán, que costó un millón de vidas y empobreció a Iraq. En esa aventura militar fue respaldado por Occidente, que deseaba provocar el derrumbe del régimen de los mullahs instaurado en Teherán tras la caída del Sha o rey.

La "baraka" (buena suerte) que lo protegió durante años comenzó a cambiar a partir del 2 de agosto de 1990, cuando Iraq invadió y anexó Kuwait, una audacia política fuertemente criticada en Occidente. A comienzos de 1991, en la llamada Primera Guerra del Golfo, una coalición internacional dirigida por Estados Unidos obligó a Iraq a retirarse de Kuwait.

Ni siquiera los misiles que llovieron sobre su país durante ese conflicto le impidieron cantar victoria.

Como resultado de esa nueva aventura, Iraq -una de las cunas de la civilización- sufrió un severo embargo internacional que lo convirtió progresivamente en un país empobrecido y fuera de la ley, a pesar de sus fabulosas riquezas petroleras.

Desde sus inmensos palacios de un lujo extravagante, no cesó de desafiar a Estados Unidos y a sus aliados occidentales.

A pesar de la estrepitosa derrota de 1991, logró sobrevivir en el poder otros 10 años, hasta que Estados Unidos lo acusó de complicidad con los grupos islámicos que perpetraron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y lo acusó de poseer armas de destrucción masiva.

Esos dos cargos permitieron al Presidente George W. Bush justificar el ataque lanzado el 20 de marzo de 2003 por una coalición liderada por Estados Unidos.

Saddam, perseguido y acosado, logró vivir en la clandestinidad hasta que fue capturado el 13 de diciembre de 2003. Desmitificadoras imágenes que dieron la vuelta al mundo lo mostraron oculto en un agujero excavado en el suelo en el norte de Bagdad.

Sus hijos Qussai y Udai, déspotas como él, habían muerto meses antes en un ataque de las fuerzas de ocupación contra su guarida, en el norte del país.

Su esposa y sus hijas huyeron al extranjero.

Desde ese momento, fue encarcelado en la prisión de una base estadounidense cerca del aeropuerto de Bagdad.

Saddam tuvo el extraño privilegio de haber sido el primer jefe de Estado árabe juzgado en su país por crímenes contra su pueblo.

El hombre que desafió a la primera potencia del globo terminó finalmente su vida colgado de una soga de cáñamo, pero dejó un país divido y ensangrentado convertido en un polvorín capaz de hacer volar la región donde se concentran la mitad de las riquezas petroleras mundiales.

(Con información de agencias)