Masonería tiene "tradición luciferina", afirma líder de la secta

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MADRID, 17 Nov. 02 (ACI).- Gabriel López de Rojas, masón iniciado en 1992 con todos los grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Gran Maestre y fundador de la organización paramasónica Orden Illuminati, afirmó esta semana que "uno de los misterios más profundos de los ritos masónicos, la leyenda de Hiram Abiff, desvela la tradición luciferina de la masonería".

López de Rojas –autor de varios libros de masonería y sociedades secretas como la "Guía Internacional de las Sociedades Secretas" y "Masonería: historia, ritos y misterios"– explicó en declaraciones al diario La Razón que "la leyenda masónica de Hiram Abiff, asociada al tercer grado masónico –Maestro–, e incorporada a la masonería especulativa entre 1720 y 1723, es claramente luciferina".

El fundador de la Orden Illuminati comenta que la leyenda masónica "que aparece en la maestría masónica de Hiram Abiff, un fundidor que envió el Rey de Tiro a Salomón, y en quien moraba el espíritu de la sabiduría, el maestro masón por excelencia", explica "que a Hiram se le presentó en sueños Tubal Caín, un antepasado suyo que le transmitió la tradición luciferina".

"Tubal Caín reveló a Hiram que éste era descendiente de Iblis o Samael, es decir, de Lucifer, que, según la leyenda masónica, copuló con Eva y era padre de Caín", agregó López.

La masonería asocia de forma mítica sus orígenes a una leyenda situada durante la construcción del Templo de Salomón por Hiram Abiff –también Abív o Abif–, un fundidor de Tiro e hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, que dividió a sus obreros en aprendices, compañeros y maestros. Cada grado poseyó un santo y seña que guardaban en secreto. Hiram fue asesinado por unos compañeros que intentaban conocer la palabra secreta, y los instrumentos que sirvieron para asesinarlo fueron el compás, la escuadra y un mazo, símbolos que presiden las Logias en la actualidad.

El espíritu de Hiram se habría encarnado en el nuevo Maestro, del que recibirían su sabiduría todos los maestros masones, conocidos como los "hijos de la viuda" en relación a dicho fundidor de Tiro y cuya figura está muy presente en el ritual del grado tercero de la masonería.

Secreto Masónico

El diario La Razón explica también que Robert Ambelain, toda una autoridad entre los masones con todos los grados y muchas "credenciales" masónicas, explica en su libro "El secreto masónico" la leyenda de Hiram Abiff del mismo modo, y asegura, antes de exponer su genealogía, que ésta "hará temblar a ciertos francmasones cándidos, que identifican a Hiram con Cristo".

Asimismo, Ambelain habla sobre Iblis, el primer antepasado del fundidor, llamándolo "el Ángel Rebelde, el Tentador, el Ángel de la muerte", y agrega que "de esta tradición extraña nació un hábito, el de denominar valle al lugar en que se reúnen ciertos altos grados de la masonería" que "en hebreo, la palabra se traduce por Gehenna, término que designa el plano infernal en la religión judía".

Aunque algunos miembros de la masonería –como Ascensión Tejerina, Gran Maestra de la Gran Logia Simbólica Española– se mostraron "sorprendidos" por las declaraciones de los mismos líderes masones, por su parte, el Padre Manuel Guerra, experto español en sectas, ocultismo y satanismo, profesor de la Facultad de Teología del Norte de España, en Burgos, y autor del monumental Diccionario enciclopédico de las sectas, explicó a La Razón algunas relaciones entre luciferismo y masonería.

Ceremonia anti-cristiana

El sacerdote explicó que según "informaciones merecedoras de todo crédito, entre ellas una de un masón del grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado" en el grado 18° "se enseña al iniciando la naturaleza de Lucifer en cuanto Ángel de la Luz"; y agregó que en dicho grado se celebra una "especie de misa" con "pan y vino consagrados por el presidente, el Venerable Maestro".

"En ellas –continúa el sacerdote– el presidente pone el dedo índice hacia arriba mientras dice: en el cielo está Dios. Los asistentes señalan con el dedo índice hacia abajo y responden: Y en la tierra también. Luego, se invoca al Gran Arquitecto del Universo pidiendo que el pan sirva de fuerza y el vino de inteligencia o de elevación del espíritu".

"Finalmente, parte el pan en dos trozos, los reparte entre los dos cargos de la logia que lo acompañan y dice en tono solemne: Tomad y comed. Dad de comer al que tiene hambre. Después divide el vino en dos copas y añade: Tomad y bebed. Dad de beber al que tiene sed. Después los masones comen y beben en señal de hermandad", añade.

Finalmente, el sacerdote explicó que en el ritual de iniciación del grado 29° "el iniciando pisa y escupe sobre un crucifijo, al que considera como signo de destrucción y muerte oprobiosa".