Mitología olmeca

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La mitología de los Olmecas influenció significativamente el desarrollo social y el punto de vista mitológico del mundo en Mesoamérica. Debido a que en la actualidad no existe un registro directo de las creencias religiosas se mantiene una gran parte desconocida acerca del tema.

Sin embargo, algunas observaciones pueden ser realizadas, la mayor parte en el arte y arqueología que ha sobrevivido hasta la época actual y comparada con los vestigios (mejor documentados) de otras culturas precolombinas que tienen similitudes en los motivos de su arte religioso. El cenit de la civilización olmeca (ubicada en el actual estado de Veracruz del México moderno), data actualmente desde el año 1200 A.C. hasta 800 A.C. aproximadamente.

Sin embargo los Olmecas continuaron estableciendo comunidades hasta el 400 A.C. Algunos estudiosos afirman que los Olmecas existieron como una civilización apartada de las otras hasta el 100 A.C. Los Olmecas desarrollaron una escritura jeroglífica para su lenguaje, el ejemplo mas antiguo conocido se fechaba a partir de 650 A.C.

Sin embargo, los textos Olmecas sobrevivientes son muy pocos, y el significado de muchos de sus caracteres permanecen desconocidos comparado con los mas abundantes jeroglíficos Mayas. Los arqueólogos creen que los Olmecas y su cultura fueron los ancestros de las civilizaciones Mesoamericanas posteriores, incluyendo la civilización Maya, los habitantes de la ciudad de Teotihuacan, y los grupos indígenas mayas de la actualidad.

Otras culturas, incluyendo a los Toltecas y los Aztecas, pueden no ser descendientes de los Olmecas, pero fueron fuertemente influenciados por su cultura. Una de las más conocidas ruinas Olmecas, La Venta en el estado de Tabasco, contiene las representaciones de figuras aparentemente mitológicas. Estas representaciones generalmente datan desde el 800 A.C. al 400 A.C. incluyen una serpiente emplumada, un hombre de la cosecha con maíz creciendo de su cabeza y un espíritu de la lluvia en forma de un pequeño niño o un duende. Imágenes similares son frecuentemente encontradas en los mitos de culturas posteriores en el area.

Serpiente Emplumada

La figura mitológica de la serpiente emplumada representada constantemente en Mesoamérica probablemente fue originada en la época de los Olmecas. En tradiciones posteriores el Quetzal o serpiente empumada fue conocido como el inventor de los libros y calendarios, el dador del maíz a la humanidad, y algunas veces como símbolo de muerte y resurrección, frecuentemente asociado al planeta venus.

Los Mayas le conocían como Kukulkán; los Quiché como Gukumatz. Los Toltecas retrataban a la serpiente emplumada como Quetzalcoatl, el rival de Tezcatlipoca. El arte y la iconografía demuestran claramente la importancia de la Deidad de la Serpiente Emplumada en la cronología Mesoaméricana, así como en el arte Olmeca.

Jaguar

Los Olmeca tallaron distintivas figuras humanas en piedra, algunas de tamaño monumental. Piezas más pequeñas fueron talladas en fino jade y jadeíta, incluyendo muchas figuras humanas con fuertes rasgos de jaguares. Como el jaguar era un depredador nativo en el area, las figuras de jaguar pueden representar visualmente un mito Olmeca acerca de la interacción del jaguar o del espíritu jaguar con los seres humanos.

En este mito, se dice que un jaguar copuló con una hembra humana y así dio nacimiento a estos "hombre-jaguar", representados como niños jóvenes y adultos masculinos. La imagen del jaguar es penetrante en los jeroglifos más recientes de los mayas y la palabra B'alam, jaguar, es un elemento principal en los nombres de héroes míticos y de algunos reyes mayas. En la mitología Maya, se creía que los Bacabs eran dioses jaguares. Estos eran los cuatro hijos de los dioses, Itzamna e Ixchel. Los Bacabs sostuvieron el cielo en cada una de las cuatro direcciones, y cada una fue asociada a un color.

Hombre de la Cosecha

El Hombre de la Cosecha es una figura de la fertilidad en mitología de Mesoamericana. Entre los Olmecas, los dioses son representados a menudo con una distintiva hendidura en la frente, quizás identificando esta característica como divinos. El hombre de la cosecha era un hombre o un muchacho humano que eligió dar su vida de modo que su gente pudiera producir el alimento. El heroico hombre de la cosecha está asistido en algunas ocasiones por una la figura de una deidad de otro mundo. Los mitos Popoluca de la gente de Veracruz lo pintan como heroe tribal, a veces llamado

Homshuk, cuya muerte provee el alimento a toda la humanidad. Este heroe se nombra a sí mismo como "el que brota en las rodillas." En las versiones azteca, Tepecano, y Tarasca, lo entierran y el maíz o el tabaco crece de su sepulcro. Un mito cristianizado de los Quiché indica que, durante y después de su crucifiction, el maíz y otras cosechas crecieron del cuerpo de Jesús.

Espíritu de la Lluvia

La imagen Olmeca del espíritu de la lluvia aparece frecuentemente en la mitología de exitosas culturas. Invariablemente el espíritu de la lluvia es masculino, aunque pueda tener una esposa que comparta autoridad sobre las aguas.

Frecuentemente se percibe como un niño o un joven, algunas veces como un enano. También puede ser descrito como un poderoso dios de la lluvia, con diversos ayudantes. En las tradiciones Azteca y Maya, el señor de la lluvia es un espíritu maestro atendido por diversos ayudantes. Su nombre en el lenguaje azteca es Tlaloc, y sus ayudantes son llamados "tlaloque." La versión Maya del Yucatán les denomina como Chac y los "chacs."

En el área de Guatemala, estos espíritus son frecuentemente asociados con el rayo y el trueno así como con la lluvia. Los espíritus de la lluvia son conocidos como Mam y los "mams" entre los Mopan de Belice. En algunas tradiciones, como es con los Pipil de El Salvador, la figura del maestro se pierde, y los mitos se enfocan en los "niños de la lluvia". Los Nahuatl de la actualidad consideran estos numerosos espíritus como duendes o "gente pequeña". En el Estado de Chiapas, la comunidad Zoque reporta que los espíritus de la lluvia son muy viejos pero lucen como niños.